La fotografía es:

J.G: Primero una compulsión por registrar el entorno y las situaciones que vivo, luego un oficio con el que me gano la vida y tercero un vehículo para la necesidad expresiva de relatar en fotografías mi tiempo y espacio.

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Mi trabajo fotográfico se caracteriza por:

J.G: Pertenezco a una generación que está formada a fines de la dictadura, con una fuerte influencia de la épica fotográfica de quienes nos preceden, la calle y el contexto socio político son nuestros temas y la tradición documental es la escuela en la que crecemos. Una generación que se forma estudiando en instituciones formales y no de manera autodidacta o en academias de arte, el fotoperiodismo y la prensa es uno de los principales espacios de desarrollo laboral y expresivo, sigo en esa misma línea ahora con menos urgencia y a largo plazo, con temas no impuestos por la necesidad de llenar páginas, pero que no han perdido ese interés inicial de registrar mi propio tiempo y espacio.

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Mis ideas creativas nacen:

J.G: Las vivencias y situaciones a veces cotidianas, o de encuentros casuales que detonan la curiosidad de conocer, aprender, investigar y registrar.

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Espero que el público de mis obras pueda:

J.G: Identificarse, reconocerse y sobre todo viajar a través de las imágenes a las situaciones, lugares o sensaciones que en ellas he querido plasmar, un viaje identitario a la condición humana.

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La educación fotográfica me parece:

J.G: En un mundo donde la imagen tiene tanta importancia y circulación, se hace imprescindible conocer su lenguaje e historia propia, conocer referentes y tendencias para poder hacer un análisis crítico informado, por eso creo que la formación y la transmisión de conocimiento es fundamental para la discusión y crecimiento de la disciplina.

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Recuerdo como una experiencia significativa cuando:

J.G: Después de haber pasado por dos carreras relacionadas a las ciencias sociales y sin estar muy seguro de que hacer con mi vida, comienzo a realizar imágenes que me resultan atractivas y no tan copiadas de los referentes de esa época, en definitiva, a reconocerme como autor y embarcarme en la aventura incierta (como lo ha sido) del arte fotográfico. Esto sucede con una serie de fotografías que realizo en el Club Hípico de Santiago y en especial con una fotografía que considero de lo mejor de mi trabajo, junto a la serie que se publica aquí.